Aunque son semillas pequeñas, los frutos secos tienen grandes propiedades que traen numerosos beneficios para la salud.
Estas semillas oleaginosas, que poseen una mínima cantidad de agua en
su composición, son ricas en vitaminas (principalmente vitamina E,
tiamina, niacina y folatos) y minerales (magnesio, potasio, zinc,
selenio, entre otros). Asimismo, poseen un importante contenido de
energía y de proteínas (en comparación con otros alimentos de origen
vegetal) y además, constituyen una excelente fuente de fibra dietética.
Pero lo que más destaca en su composición nutricional son los ácidos
grasos insaturados, como el Omega 3, los cuales representan entre 51 y
73% de su peso total. Y son particularmente estas "grasas buenas" las
que protegen nuestro corazón. Por esta razón, los frutos secos son
alimentos que deberían ser incluidos en la dieta diaria, pues su consumo
frecuente se relaciona con una menor incidencia de infartos de
miocardio.
Un estudio realizado por científicos de la Universidad Estatal de
Louisiana, que fue publicado por el Journal of the American College of
Nutrition en el 2011, ha demostrado que el consumo frecuente de frutos
secos está relacionado con una reducción de los factores de riesgo de
las enfermedades cardiovasculares, del síndrome metabólico y de la
Diabetes tipo 2.
Además de ello, estas semillas tienen un significativo poder
antioxidante por su alto contenido de polifenoles, sustancias que
contrarrestan los efectos de los radicales libres sobre las células, y
por lo tanto, reducen el riesgo de contraer ciertos tipos de cáncer y
enfermedades degenerativas como las del corazón, además de prevenir el
envejecimiento.
Pero a pesar de sus numerosos beneficios, muchas personas temen
consumir estas semillas por su elevado contenido calórico, que podría
generar un aumento de peso. Sin embargo, si se consumen en las
cantidades adecuadas, esto no tendría por qué ocurrir. La recomendación
general para aprovechar las propiedades nutritivas de estas semillas es
consumir 25 gramos al día (lo equivalente a un "puñado"), 5 veces a la
semana.
Es importante tener en cuenta que no se debe confundir a los frutos
secos (almendras, maní, nueces, avellanas, pistachos, castañas,
etc.) con las frutas secas o desecadas (pasas, higos secos, dátiles, etc.), pues estas últimas se caracterizan
por su elevado contenido de azúcares, y como consecuencia, no presentan
los mismos beneficios para la salud que los frutos secos.
Por lo tanto, y en vista de que las enfermedades cardiovasculares
constituyen una de las principales causas de muerte a nivel mundial, el
consumo habitual de frutos secos, junto con hábitos saludables como
seguir una dieta balanceada, practicar actividad física de forma
regular, evitar el consumo de bebidas alcohólicas y restringir el
consumo de tabaco, son una valiosa herramienta para combatir esta
epidemia.
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