La dieta de la de la alcachofa, la de la sopa de verduras, la de la avena, entre
tantas otras, tienen algo en común: aseguran una pérdida de peso rápida y
con poco esfuerzo, pero pueden ser mucho más peligrosas de lo que
parecen.
El verano está de vuelta y empiezan las búsquedas por recetas
mágicas para bajar de peso. Con una simple búsqueda puedes hacerte de
una de las llamadas "dietas milagrosas", pero cuidado, pueden ser más
peligrosas de lo que parecen.
La dieta de la alcachofa, la de la sopa, la de la avena, entre tantas
otras, tienen algo en común: aseguran una pérdida de peso rápida y con
poco esfuerzo, y por esta razón se conocen como "dietas milagro".
El mecanismo de estas dietas es simple de explicar: al ser regímenes
restrictivos, con poca variedad de nutrientes y escaso aporte de
energía, se logra la reducción de peso. Lo que sucede es que el cuerpo
necesita energía para su correcto funcionamiento, y al no conseguirla a
través de la alimentación, utiliza las "reservas de emergencia". A pesar
de lo que se piensa, las reservas de emergencia no son esos rollitos
imposibles de eliminar, sino músculos. Lo que se pierde son básicamente
líquidos y masa muscular.
Puedes identificar si la tuya es una de esas "dietas milagrosas"
porque las personas que las siguen presentan los siguientes síntomas. Al
principio uno puede sentir cansancio, ansiedad, depresión, debilidad, y
ganas desesperadas comer cierto tipo de alimentos. Poco a poco,
aparecen signos que son producto de la deficiencia de vitaminas y
minerales, como piel seca, uñas débiles y cabello quebradizo. Mientras
el periodo de la dieta se prolongue, la persona podría sufrir de anemia,
trastornos hormonales, problemas con los riñones y alteraciones
estomacales. Pero, lo más frustrante para aquellos que buscan bajar de
peso rápidamente, es que luego de abandonar este tipo de dietas, está
comprobado que la persona recupera su peso inicial y, en algunos casos,
con algo extra.
Esto se debe a una respuesta fisiológica que se genera en el
organismo al ingerir una cantidad de energía inferior a la que el cuerpo
necesita. Lo que ocurre es que durante estas dietas el metabolismo se
vuelve más lento para adaptarse a este cambio y por eso el cuerpo gasta
menos energía y almacena más reservas. Pero, cuando uno abandona la
"dieta milagro", el metabolismo aún se mantiene "lento", por lo que todo
lo que se ingiere, se asimila con mayor facilidad y se reserva en forma
de grasa.
Así que ya sabes, si lo que quieres es lograr un peso con el que te
sientas más cómoda, lo recomendable siempre va a ser buscar un plan de
alimentación que funcione para ti. Que se adecúe a tus necesidades
calóricas y que tome en cuenta los alimentos de tu preferencia. Aunque
parezca más trabajoso, probablemente un plan nutricional a tu medida
termine siendo el plan más fácil de seguir.
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